El fenómeno Osenka. Salmones de la Taiga Rusa

Publicado: 18 noviembre, 2011 en Viajes

Salmones fuertes, gordos y plateados con la apariencia de un pez fresco, aunque sin pulgas o marcas de ellas. Pero ¿cuándo han llegado del mar estos enigmáticos peces?

Aquí os dejo algunas observaciones sobre los míticos salmones osenkas, adornadas con unas imágenes de un bonito y fructífero viaje de pesca a la Península de Kola.

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En las latitudes de los países nórdicos, junio y julio son meses prime time y cuando la mayor parte de los salmones entran en los ríos. Pero hay otros lugares donde las entradas empiezan ya en el mes de abril moderándose hasta septiembre.

El código genético decide cuándo cada río tiene su propia entrada de salmones pero las diferencias son a veces significativas. Se considera la época de subida de mayo a fin de agosto. La mayor proporción de peces grandes y frescos se cogen a principios de temporada.

El otoño ha sido siempre asociado con peces rojos y agresivos defendiendo los territorios mientras llega el periodo de spawning o desove. Estos salmones viejos pelean muy bien, pero no con la misma intensidad que los brillantes y frescos luchadores recién entrados.

En Escandinavia no hay entrada de salmones todo el año como ocurre en Escocia, así el fin de la primavera y el verano se considera allí tiempo para el fresh salmon o salmón fresco. No hay entonces salmon running todo el año como en Escocia, así el fin de primavera y el verano siempre han sido considerados como el tiempo para el fresh salmon.

Hace unos 20 años Rusia y Kola eran un paraíso virgen en muchos aspectos, con numerosos ríos y lagos que con la reforma de la Perestroika se volvieron accesibles para los pescadores de salmón. La población de salmones y los ríos estaban en un completo estado natural. Hidroeléctricas, polución y sobrepesca tenían una insignificante influencia en los ríos en los que ningún hombre había lanzado una mosca.

La pesca era excepcional en algunos sitios. Rumores de cientos de peces cogidos en una semana con caña una mano. Gigantes 40 pounder y peces frescos de mayo a octubre. Y esto en una latitud donde cabría esperar una corta e intensa temporada de verano y entrada de salmón dominada por grilses.

Esto realmente confundió a muchos expertos salmoneros escandinavos. Se escuchaban historias sobre grandes subidas de Multi Sea Winters llenos de pulga también en otoño. Plateados y brillantes salmones en perfectas condiciones capturados entre los bloques de hielo en mayo era otra cosa dura de aceptar. El ciclo completo de la temporada de salmón quedó en entredicho. Seguramente también haya entradas en la época normal, pero esas inafectadas poblaciones ofrecen un montón de sorpresas.

El ciclo vital del salmón atlántico es quizá más complejo de lo que pensamos. Este legendario pez tiene mecanismos para preservar sus diferencias. Mecanismos naturales que tristemente en algunos casos quedan desprotegidos frente a las actividades humanas; largas barreras de redes, polución, parásitos importados por el hombre, presas y contaminación genética

Las poblaciones locales difieren de unas a otras. Después de que el joven salmón ha vivido entre la grava del fondo de río, permanece en él por variado tiempo, desde uno a siete años. Incluso entre la misma población este tiempo puede variar algunos años. El tiempo de permanencia en las zonas de alimentación marinas también varía.  Algunos retornan después de un año mientras otros pueden permaneces tanto como cinco o seis años.

Una pequeña proporción de machos se convierten en fértiles incluso sin haber dejado el río. Se llaman sneakers y participan en el desove a pesar de no ser tan grandes como la mayoría de parr.

La naturaleza ha desarrollado una fantástica protección contra toda forma de amenaza tanto en río como en mar. Si ocurriera un desastre natural, parte de la población siempre sobreviviría  asegurando  sus características únicas.

 El osenka; probablemente el salmón más fuerte y poderoso.

¿Cómo puede haber peces brillantes y frescos en mayo tan lejos al norte? ¿Y por qué hay grandes entradas de ellos en septiembre y octubre? La respuesta es un fenómeno más allá de la evidencia o de la complejidad de la vida del salmón. El Osenka. Osen en ruso significa otoño, y osenka salmón de otoño, el único que entra en otoño.

Este salmón es parte de la población la cual actúa de bastante peculiar y diferente manera. Entran en los ríos en el otoño del año anterior a su desove. Permanecen en el río incluso debajo del hielo por más de un año sin alimentarse esperando el tiempo de desove.

Los rusos han conocido este fascinante fenómeno por siglos. La tardía entrada de salmón fue siempre un tesoro con alto valor como comida.  Al principio los osenkas no difieren de otros salmones. Se convierten en smolts después de 3 a 7 años del mismo modo que el resto de población. Dejan el río y se dirigen a las zonas de alimentación en el atlántico junto con los otros jóvenes salmones.

En las zonas de alimentación se comportan de igual forma pero al final actúan diferente. El osenka permanece en estas zonas durante el verano, cogiendo peso extra y empezando su viaje de vuelta a los ríos más tarde que otros salmones.

La entrada empieza en agosto. Mientras el resto de la población cumple con el desove, los osenkas forman grupos de peces de diferente edad con especimenes de ambos sexos, desde  grilses de 6 libras hasta gigantes pasando de las 35. Ellos no tienen desove.

Los peces empiezan a subir en agosto y continúan hasta que el río se cubre de hielo. Algunas entradas son de gran recorrido río arriba mientras que otras permanecen en la parte baja. Uno puede pensar que tan temprana entrada de peces fuera enfocada a llegar a las cabeceras más alejadas del río, pero este no es el caso. Los osenkas permanecen alejados de las someras camas de desove y pasan el invierno en las partes más calmadas y profundas del río.

Dependiendo de cuán lejos vayan, de cuántos obstáculos tengan que sortear y por supuesto de cuándo hayan  entrado, estos salmones extremadamente gordos pierden sólo aproximadamente del 5 al 15% en peso durante el invierno. Cuando la primavera llega, están todavía brillantes, descansados y en perfecto estado físico para la pelea.

Se quedan durante el verano desarrollando sus huevas y se mezclan con los peces que entran durante este periodo. Finalmente desovan en septiembre octubre el año siguiente a su entrada en el río. Un fantástico logro y también una precaución para asegurar la supervivencia de la raza.  Si algo impidiera la entrada de salmones un verano, el osenka esta ahí para asegurar el desove durante el siguiente otoño.

¿Dónde se encuentran?

Rusia se ha convertido en el único sitio de donde se habla del osenka y su pesca. Pero incluso los ríos de Kola difieren substancialmente. Las áreas dominantes son ríos que van al mar blanco. Ponoi y Umba son probablemente los más conocidos de ellos. En estos, el 70-80% del total de la población son osenkas los cuales desovan después de haber estado un año completo en el río.

La productiva pesca en junio en el Ponoi y la tardía para pez grande en el Umba durante el otoño han sido siempre difíciles de esclarecer, pero tienen una explicación natural. La gran proporción de osenkas en estos ríos puede ser manifestada por el hecho de que el Mar Blanco está bajo menor influencia de la corriente del golfo y es notablemente más frío que el de Barents en el norte. Los principales o mejores ríos del norte como Kharlovka o Litza por nombrar algunos, tienen entre 5-10% de osenkas. Considerablemente menos proporción pero suficiente para asegurar una apasionante y exitosa pesca de otoño y por el contrario insegura pesca de primavera.

¿Y en los ríos escandinavos?

En Europa el fenómeno es raramente mencionado y discutido. Pero no por ello vayamos a pensar que no existe este especial comportamiento.

Cuanto más largo y frío es el invierno es más probable que se de. El agua fría es necesaria para que el pez entre en “estado de coma” y de ese modo no pierda demasiada energía.

En los ríos de Finmark -provincia más septentrional de Noruega- estos peces se conocen como gjedfisk, un fenómeno bien familiar. Peces grandes y brillantes capturados muy pronto  a primeros de temporada  sin huevas ni sin signos de desove. Algunos pueden creer que es un pez que visita sólo temporalmente el agua dulce para volver al mar en breve. Por supuesto esos peces deben ser osenkas, peces que pasan el invierno en el río esperando al desove. Si los lapones tienen nombre para este pez, es que debe existir indudablemente aquí también.

Cuentan algunos guías que en los ochenta en algunos ríos noruegos los primeros días de pesca se capturaban a veces grandes y brillante salmones sin pulga, con ligeros tintes rosáceos en su plateada librea,  y aletas más oscuras. Con toda seguridad eran osenkas que habían pasado el invierno en el río. Probablemente este fenómeno exista también en algunas zonas más al sur, y es posible que muchos osenkas sean capturados sin conocimiento de los pescadores que ignoran  el especial curriculum de este magnífico pez.

¿Cómo se pueden diferenciar?

Un salmón fresco recién entrado del mar suele llevar pulgas. Si no las lleva pero aún presenta heridas de ellas sin cerrar, podemos asumir razonablemente entonces que se trata de un salmón fresco del mismo año. Otras claves para distinguir al osenka son el ligero tono violeta de las escamas plateadas, o los oscuros bordes de sus aletas, e incluso gusanos en las agallas son la prueba de que el pez no acaba de venir del mar. No obstante es difícil y a veces imposible diferenciarlos y saber el tiempo que el pez lleva en el río, ya sean 10 días o un completo invierno.

Es asombroso que con sólo un 5% de reducción de peso -que supone una libra sobre un pez de 20- el salmón osenka sea un pez tan bonito y a menudo incluso un luchador más duro que el pez fresco.

Desgraciadamente están expuestos a una dura presión de pesca. En Rusia esto no es un problema porque la mayoría de ríos son C&R. En  Escandinavia la presión de pesca es bastante mayor y sólo una pequeña proporción de peces es soltada. Esto podría amenazar su futura existencia.

No es agradable pensar que por nuestra culpa pueda desaparecer uno de los más complejos mecanismos de defensa en el salmón atlántico.

César García.

 

 

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