Demasiado a menudo nos aferramos a las costumbres que tradicionalmente se han ido estableciendo en las formas de actuar cuando pescamos salmón.
Procedemos de manera instintiva y repetitivamente cadenciosa, casi autómata, en lugar de guiarnos por impulsos recurrentes asociados a las circunstancias del momento.
Un clásico paradigma sería el pescador que de manera invariable usa moscas relativamente pequeñas, lanza su línea –casi siempre flotante-, la corrige haciendo mends aguas arriba y avanza un pasito entre cada varada.
Pesca moviéndote más deprisa.
Siempre he sido reprobado por pescar «demasiado deprisa» los pozos de salmón, pero los peces no parecen pensar lo mismo.
Realmente ¿qué es pescar deprisa?…
Un paso y un lance, un paso y un lance…Esta es una costumbre demasiado arraigada que me aburre soberanamente, y creo que a los salmones también.
Actuar de esta manera en aguas claras supone que el pez haya visto nuestra mosca veinte veces antes de que ésta alcance la zona donde puede realmente subir a por ella y cogerla. En ese tiempo el salmón estará ya hastiado y se habrá desvanecido su instinto de agresión.
Algunas largas corrientes pueden hacerse inacabables pescadas al ritmo «tradicional».
El factor sorpresa es esencial. Separa más espacio entre cada lance cuanto más clara esté el agua en un largo pool de posturas indefinidas. O barre con la mosca sin previo aviso en las áreas exactas donde creas que puede encontrarse el pez.
Aguas cristalinas y difíciles donde la insistencia continuada suele ser contraproducente.
Un paso entre cada lance puede ser razonable a principios de temporada si el agua viene tomada y pescamos con líneas hundidas. En los pozos extensos y con el agua muy clara es más efectivo avanzar unos cuantos amplios pasos entre cada lance y barrido. Cuanto más clara esté el agua y más en superficie pesquemos, antes descubrirá la mosca el salmón.
El famoso «Bridge pool» del medio Gaula en unas condiciones que exigen una pesca rápida, activa y fina.
Yo -siempre que el río lo permite- prefiero dar unas cuantas rápidas pasadas al pozo empleando distintas técnicas que hacer una sola ronda lenta, monótona y machacona.
…y a veces, los peces pican.
Muévete más deprisa y tendrás más picadas.
Aprovecha el primer lance. Siempre es el mejor.
Cuando comienzas a pescar un pozo es muy probable cometer el error de empezar con demasiada línea fuera azotando el agua repetidamente, golpear la superficie con anclados o reposicionados innecesarios, vadear demasiado profundo o simplemente pescar de manera descuidada.
Los anclados de algunos lances Spey pueden resultar un poco escandalosos en ocasiones.
No te olvides de que las primeras pasadas sobre una postura son decisivas y las que más posibilidades de captura te brindan con diferencia. Pero para ello hay que hacer las cosas bien desde el principio.
Con lances sobre la cabeza podemos lograr más delicadeza e incluso precisión cuando sea necesario.
Usa un material adecuado, presenta la mosca al pez de manera conveniente y mantente en vilo desde el primer instante. A veces tienes solamente una oportunidad en el primer lance. No la desperdicies.
Deja descansar la postura.
Es frecuente tener que pescar un pozo de diferentes maneras. Ya lo hagas sólo cambiando de mosca o de densidad de línea, ten seguro de que los peces siempre se darán cuenta de que alguna cosa está ocurriendo en su medio.
Descansa y deja descansar.
Es necesario ser cauteloso, y conviene dejar la postura descansar antes de empezar con otra mosca o una nueva técnica. El salmón tiene una memoria relativamente corta. Espera media hora si puedes entre tus incursiones y aumentarán de nuevo las posibilidades de captura…..siempre que no estés pescando en Asturias y tengas entonces que ceder el turno al siguiente pescador-:)
Salmón espantado, salmón escamado.
Si espantas a una trucha o incluso a algún reo, estos saldrán disparados como alma que lleva el diablo. Pero el salmón tiene un comportamiento muy distinto.
Si se ha asustado puede que no huya lejos, pero seguro que no volverá a picar.
Intentando ver sin ser visto.
Cuando un salmón está alerta suele colocarse en las capas superiores con sus aletas pectorales equilibrándole en la corriente. Si te acercas demasiado y te descubre, o siente las vibraciones de tus movimientos o tus chapoteos en el agua, comprobarás cómo se va al fondo mostrando unos movimientos menos aparentes y aumentando su estado de alerta y desconfianza. Será entonces prácticamente imposible que ese salmón pique.
Agáchate evitando que tu silueta se recorte contra el cielo.
En la pesca del salmón más que en ninguna otra es imprescindible presentar la mosca al pez sin que este se de cuenta de nuestra presencia. Sé cauteloso y acechante sin olvidar lo fácilmente que se propagan en el agua los sonidos y vibraciones.
Oteando peces desconfiados.
Maneja la línea con sumo cuidado, y si en algún momento estuvieras pescando “a pez visto” piensa que lo más probable es que el salmón también te haya visto a ti, así que si no pica, ya conoces una de las razones más probables para ello.
El tamaño importa.
La importancia del tamaño de la mosca siempre ha sido objeto de controversia. Hay muchos factores a considerar que influyen en la elección del tamaño, pero ¿cuál es el adecuado?
Cada cual tiene sus gustos a la hora de elegir menú.
La clásica tabla de tallas de anzuelo/mosca relacionadas con la temperatura del agua es una pauta que a mi juicio se toma demasiado “a pies juntillas” entre los pescadores ibéricos de la actualidad.
Tª del agua º C: 8-9 10-11 12-13-14 15-16 17-18-19 20
Talla de la mosca #: 2 4 6 8 10 12
¿Rechazará el salmón una mosca grande antes que una pequeña?…ardua cuestión.
Algunos amigos nórdicos afirman según sus experiencias que es más fácil que un pez rechace una mosca demasiado grande, por eso dicen que suele funcionar bien la regla de atar siempre una mosca una talla inferior a la que inicialmente habías escogido.
Hay que tener en cuenta también que los pescadores escandinavos tienen el hábito de utilizar en sus ríos moscas de un tamaño muy superior al que acostumbramos en España y algunos otros países salmoneros europeos. Por eso una mosca pequeña para ellos puede resultar aún muy grande para nuestra usanza.
El tamaño puede ser más importante que el modelo en sí, pero la confianza en la mosca elegida es decisiva.
Yo en cambio no tengo reparo en usar moscas montadas en ganchos del 3 ó 4/0, incluso a veces con ríos en estiaje. No me parece ninguna aberración cuando un salmón es capaz de tragarse una cucharilla tamaña o un arenque de palmo y medio. Pero como el miedo es libre, allá cada cuál.
Cambia el tamaño de la mosca antes que el modelo.
Si vas a dar otra pasada al pozo, puedes cambiar el modelo de mosca por uno de diferente diseño o puedes variar su talla. También puedes hacer las dos cosas a la vez, pero si cambias de tamaño no elijas uno muy similar.
En el siglo pasado a principios de temporada y en pozos como el cántabro de Puente Viesgo, eran habituales moscas del tamaño del modelo grande de esta foto.
Si estás pescando con un anzuelo #6 no cambies a uno #4 u #8. Sé atrevido y busca una gran diferencia para convencer al pez. Suele tener más éxito pasar a utilizar radicalmente una micromosca, o bien una monkey o temple dog de 14cm.