El presente artículo iba a ser editado en una publicación de pesca en la próxima temporada. He decidido renunciar a “tan pingües beneficios” y colgarlo ya en mi web ante la insistencia de amigos y seguidores.
En compensación, me gustaría que si el artículo os sirve de ayuda para capturar algún pez en futuras ocasiones, lo devolvierais con vida al río. Entonces mi esfuerzo -y el vuestro- habrán merecido la pena.
Los pescadores experimentados admiten que uno de los factores determinantes para convencer a un salmón a tomar la mosca, es aplicar a esta la velocidad adecuada en su deriva o swing a través de la corriente.
He escuchado, visto, leído y practicado sobre este y otros asuntos afines, lo cual no me ha servido para obtener conclusiones claras y definitivas, ya que, afortunadamente, nada es concluyente en la pesca con mosca. Y aunque se haya escrito mucho y variado al respecto, vamos a hacer aquí algunas consideraciones más.
Buscando respuestas.
Una mosca lanzada sobre la postura de un salmón está expuesta al movimiento de la corriente, y en su caso también al de barrido o swing que podamos imprimirla en una deriva forzada a través del agua, ya sea inmersa en ella o bien en superficie.
En la pesca con bombers u otras moscas secas, estas deben moverse en deriva libre con la misma velocidad de la corriente. En aguas paradas, es el pescador el que debe imprimir movimiento a las moscas hundidas para animarlas. Pero una mosca sumergida moviéndose a través de un flujo de agua sufre una combinación de velocidades impartidas por el pescador y la propia corriente.
¿A qué velocidad deben nadar un insecto subacuático natural o cualquier otra presa o sus imitaciones para atraer la atención del salmón?
¿Tiene el salmón algún límite para poder capturar una mosca por rápida que esta atravesara su postura?
Un polivalente Woolly movido en zig-zag vertical.
En alguna parte leí que una referencia de velocidad para la mosca podría ser algo menos que la que alcanza una persona a paso normal. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que cada pescador tiene sus propias percepciones de cómo debe adaptarse una deriva a las diferentes corrientes de una postura de salmón, al igual que cada conductor adapta la marcha de su vehículo a las condiciones de la carretera por la que circula.
Si la corriente es demasiado lenta, siempre podemos ir levantando la caña, incluso recogiendo algo de línea (stripping) para acelerar a la mosca. Si por el contrario la corriente es muy rápida y queremos ralentizar la deriva de la mosca, debemos bajar la caña pudiendo además ceder línea (feeding) para frenar aún más su evolución y lograr que el engaño gane profundidad.
Más sobre control de velocidad.
Uno de los primitivos métodos que se usaban para aprender a controlar la velocidad de la mosca era usar el Portland Creek Hitch, que posteriormente dio lugar a las modernas técnicas de riffling o rayado superficial preferentemente con ligeras y específicas moscas de tubo plástico.
El sistema Portland Hitch consiste en atar una mosca en un anzuelo simple de manera convencional, y después hacer dos seminudos con el mismo leader justo detrás de la cabeza de forma que este no salga recto a través del ojo del anzuelo, sino lateralmente sesgado a 45º.
Al igual que con los hitch actuales, mirando la mosca de frente, el leader debía salir por su izquierda si la corriente a pescar también fluía hacia la izquierda, y viceversa. De este modo, la mosca así atada y derivando por una corriente podía controlarse manteniéndose rayando más o menos superficialmente. Si el rayado o hitch era tan acelerado que la mosca salpicaba o saltaba sobre el agua, el movimiento se consideraba demasiado rápido. Y si no se le daba la velocidad suficiente, la mosca se hundía. Se suponía entonces que la velocidad correcta era un término medio entre los anteriores extremos.
La velocidad adecuada es la clave del éxito haciendo riffling con pequeños Hitch tubes.
En todo caso, viendo la evolución en el agua de cualquier mosca, el pescador puede entrenarse en el control de su velocidad acelerando o ralentizando su deriva en función de las corrientes por las que atraviese.
Jugar con las densidades de la línea.
Hay que tener en cuenta que la corriente de un río siempre lleva más velocidad en las capas superficiales, mientras que cerca del fondo esa velocidad se ralentiza por efecto del rozamiento en las irregularidades del mismo. En mi artículo sobre leaders para la pesca del salmón, explicaba brevemente las consecuencias que esto tiene en función de las diferentes densidades de nuestras líneas. Las líneas flotantes al ir en superficie, siempre confieren mayor velocidad a la mosca que una línea hundida de mayor densidad la cual deriva en niveles de profundidad de flujo más lento.
Con las líneas flotantes de puntas hundidas de diferentes densidades o puntas añadidas tipo sink tip o polyleader hundido, la mosca podrá derivar más profunda, pero lo hará irremediablemente deprisa al estar su parte flotante sometida a la más rápida corriente superficial. Pescar profundo pero rápido, empieza a ser útil en algunos pools o pozos cuando la temperatura del agua supera ese polémico límite de 10-12 ºC, o en verano en las latitudes más frías.
Una línea completamente hundida es uno de los medios para refrenar en parte la marcha de nuestra mosca. Cuanto más alta sea la densidad de la línea (lo que equivale a mayor ratio de hundimiento), más cerca del fondo y más despacio podrá evolucionar. Esto es en esencia lo que debemos aplicar para las aguas más frías de principios de temporada; pesca profunda y lenta.
Pero existen otras formas de negociar con las corrientes para poder jugar con la profundidad y la velocidad de la mosca.
Desde otro ángulo.
Buena parte de las posturas del salmón se definen en zonas donde el típico lance de través y a 45º aguas abajo ofrece una presentación razonablemente válida durante el swing. El ángulo de lanzado influye enormemente en la velocidad y profundidad a la que la mosca pescará. A veces modificar en 15 o 20º el ángulo de lanzado puede equivaler a sustituir hasta dos grados de hundimiento en la densidad de una línea.
Lance tradicional 45º aguas abajo.
Si una corriente nos parece demasiado rápida, podemos aminorar la velocidad de la mosca lanzando con ángulos un poco más cerrados, de forma más paralela a la corriente. Si después de lanzar avanzamos además unos pasos río abajo, lograremos que la mosca vaya aún más despacio y profundice.
Lanzando de forma más paralela a la corriente podemos aminorar la velocidad de la mosca.
Lanzar con ángulos más abiertos (60-70º) con respecto a la dirección del río acelerará la mosca si sostenemos la caña baja, pero manteniéndola muy alta con parte de la línea colgando y bajándola durante la deriva adaptando su situación a la velocidad de la corriente, incluso cediendo algo de línea si fuera necesario, nos permite también liberarla de tiranteces y ralentizar la marcha de la mosca ganando profundidad al mismo tiempo. No olvidar que hay que mantener siempre una mínima tensión para no perder el contacto.
Con líneas flotantes o aquellas de densidades más ligeras, es posible hacer también el clásico upstream mend o corrección aguas arriba para lograr igualmente aminorar la velocidad de barrido de la mosca, pero algunas de estas correcciones no son posibles con las líneas más densas que requieren técnicas específicas que serán objeto de otro capítulo que publicaré en breve.
En aguas más lentas, la mosca se aceleraría haciendo la maniobra contraria, y en aguas muy paradas no quedaría otro remedio que levantar la caña y tirar de la línea.
Hay que saber que no sólo afecta al comportamiento y velocidad de la mosca el ángulo de elevación de la caña con respecto al plano del agua, sino también su ángulo con respecto a la dirección de la corriente.
¡Acelerando a tope!
Una de las tácticas que algunos pescadores van empezando a asimilar y a practicar y que resulta herética -por opuesta- a las doctrinas más clásicas de cómo presentar la mosca a un pez, es la de lanzar a 90º a través de la corriente haciendo enseguida un downstream mend o corrección aguas abajo y bajando luego la punta de la caña hasta la superficie del agua. Es la mejor forma de que la corriente haga un completo empuje o dragado sobre toda la longitud de línea que se combará acelerando así al máximo la velocidad de la mosca.
Esto puede parecer contraproducente en algunas situaciones, y quizá no sea lo más aconsejable con agua excesivamente fría, pero cuando la temporada ha avanzado un poco y el río se ha atemperado, ¿qué mejor y más influyente manera tenemos para incitar a un pez al que -por lo general- le encantan las provocaciones rápidas y también sorpresivas?
Una mosca debe dar sensación de vida hasta en las aguas más paradas.
He visto utilizar esta técnica con éxito a un famoso pescador escandinavo; el que quizá fuera el primero en ponerla en práctica y quien siempre ha afirmado que una mosca nunca navegará lo suficientemente rápido para no poder ser vista y atacada por un salmón. Nuestro amigo nórdico me aseguraba que ninguna otra cosa ha perdonado tantas vidas de salmones como la arraigada y mala costumbre de hacer por norma mending corrigiendo la línea aguas arriba.
¿Qué opinan algunos maestros?
– Lee Wulff
El maestro Lee Wulff decía que el perfecto dominio en el control de la velocidad de deriva de una mosca ahogada era la eterna meta de todo pescador de salmón. Pero en su constante pragmatismo también sostenía que siempre existirían circunstancias en las que toda regla debiera ser rota. Que podía ser tan lógico acelerar al máximo a la mosca en aguas lentas o paradas para excitar a un pez desganado, como ralentizarla en deriva libre de dragado en una corriente intentando producir más ataques que usando una deriva clásica de barrido forzado.
Bombers y Wulff para pescar en superficie con derivas libres de dragado…o rayando intencionadamente.
Wulff era un virtuoso de la pesca del salmón con moscas secas, en la que por norma se intentaba conseguir una deriva completamente libre de dragado, o rayado como por el contrario se hace con el hitch. Recomendaba emplear el noventa por ciento del tiempo para pescar de esta “más lógica” manera, al igual que aplicar la velocidad y barrido “más adecuados” cuando se pescaba con mosca sumergida. El resto del tiempo, decía que valía la pena emplearlo en experimentar con rápidos barridos con las moscas ahogadas, dar unos tironcitos incitantes a las secas, o patinar superficialmente con imitaciones flotantes tipo Dry skater o Woolly waker.
Cuenta Lee en alguna de sus anécdotas, lo rápido que puede llegar a ser un salmón a la hora de interceptar una mosca, siendo él testigo de cómo algunos peces atrapaban a veces las grandes secas que descuidadamente habían tocado la superficie del agua en una fracción de segundo mientras se hacían falsos lances con la línea.
Yo creo también que a veces hay momentos, lugares y peces en los que presentar una mosca fuera de la norma habitual, es la única manera de poder conseguir nuestro objetivo. Siempre he pensado que un pescador con recursos nunca debe sentirse limitado por la ortodoxia.
En la publicación The Atlantic Salmon de Lee Wulff, este guía muestra una de las moscas habituales que utilizaba el autor.
Volviendo a la pesca sumergida; la acción de una mosca no debería limitarse sólo a moverse siempre cruzando de un lado a otro del pozo aguas abajo a través del río.
– Ally Gowans
El instructor de lanzado Ally Gowans -creador de las famosas imitaciones de quisquilla que llevan su nombre- decía que la pesca del salmón tiene más de control de deriva de línea y mosca, que de lanzado propiamente.
Alastair utiliza a menudo el mending o corrección tradicional de línea aguas arriba para contener la velocidad de la mosca. Pero también es amigo de hacer correcciones de línea aguas abajo cuando la mosca se va quedando colgada “on the dangle” al final de deriva en aguas más lentas.
Una corrección aérea de línea floja o slack cast permite a la mosca ganar profundidad mientras se acerca al pez.
No sólo los mends de línea aguas abajo se utilizan para acelerar a la mosca. De manera sensata y consecuente, son necesarios también en ocasiones para contrarrestar esos caóticos eddies o remolinos que se forman entre contracorrientes, o para sortear alguna inoportuna piedra que asoma en superficie en el recorrido del swing.
Muchos pescadores usan de manera sistemática e innecesaria las correcciones, ya sea acelerando pero sobretodo refrenando la velocidad de la mosca cuando la situación sólo requeriría dejar actuar naturalmente a la corriente.
– Neil Graesser
El galés Neil Graesser argumenta la gran ventaja sobre el control de la mosca que tienen las cañas largas que se usaban habitualmente en su época. Hasta una cierta distancia límite y con líneas clásicas desprovistas de running o shooting line, ajustando el ángulo de la caña con respecto a la corriente y levantándola o bajándola, es posible actuar sobre la velocidad de la mosca mientras se recorre el pozo, sortear remolinos o incluso parar por breves momentos la artificial para rastrear posibles puntos calientes, o recovecos y hendiduras de orillas rocosas y profundas.
Neil prefería lanzar más cruzado, a 60º en vez de a 45º, y enseguida situar la caña perpendicular a la corriente. En su opinión, lanzar a 45º y hacer mending aguas arriba alineaba la línea demasiado paralela a la corriente, lo que obligaba a la mosca a moverse instantáneamente en su barrido no permitiendo al pez observarla por unos segundos antes de hacer el swing.
Una larga caña de Greenheart ayudaba a controlar mejor a la mosca.
La combinación del ángulo de lanzado de 60º y el movimiento de la caña hasta la perpendicular del río evitaba que la mosca se empezara a mover nada más caer en el agua, lo cual era esencial para él y deseable para que el pez pudiera verla aparecer permaneciendo aquella inmóvil durante un breve instante antes de comenzar a alejarse de él en su deriva, lo que se relaciona con la siguiente teoría en la que coinciden algunos autores más.
Dice tal teoría que probablemente los peces más susceptibles de picar son aquellos apostados en una situación más lejana y separada del pescador hacia la orilla contraria. Esto es porque al no poderlos sobrepasar con nuestro lance -lo cual haría que primero se les acercara la mosca por un lado poniéndolos en alerta para luego alejárseles por el otro durante el swing-, los peces responderían mejor siguiendo sus voraces hábitos de alimentación en el mar, siendo mucho más atraídos como predadores por una presa que nunca se les acerca, sino que siempre se aleja de ellos intentando escapar.
Una vez hecho el swing y con la línea ya en su orilla, Graesser volvía a situar la larga caña perpendicular a la corriente para reconducir en lo posible a la mosca en una final y más corta deriva hacia el centro del río intentando una última provocación a un posible pez perezoso. Esto, por una parte, reducía el riesgo de tener una picada con la caña y la línea apuntando directamente aguas abajo, lo que -según él- rara vez ofrecía un anzuelado seguro, y por otra parte, evitaba que la mosca se pudiera enganchar en el fondo al quedar colgada al final de su recorrido cerca de las orillas menos profundas. Además colocaba la caña en una posición adecuada para el lance siguiente.
– Simon Gawesworth
Simon Gawesworth incide también especialmente en la velocidad de la mosca como uno de los factores primordiales en la incitación al pez.
Simon usa de igual modo las correcciones de línea cuando son necesarias recomendando como regla general acelerar la mosca en aguas lentas y detenerla un poco en aguas rápidas. Pero no enfatiza tanto en ellas como en el control de la deriva y el dragado, que además considera letales por su efectividad cuando se conoce la situación del salmón y se dominan los otros dos factores clave en la presentación, que son el ángulo de lanzado y la tensión en la línea.
El ángulo de lanzado se ajusta en función de la velocidad de la corriente. Si queremos profundizar al máximo en las corrientes más rápidas o cuando el agua está muy fría, podemos lanzar a 45º río arriba consiguiendo así mayor tiempo inicial de deriva libre.
En la cabecera de un pozo, es más productivo lanzar con ángulos cerrados pudiendo incluso hacer una ligera corrección aguas arriba. En la parte media del pool se debe abrir bastante más el ángulo de lanzado para acabar lanzando prácticamente a través cuando se llega a las aguas más lentas de la cola del pozo en las que suele ser recomendable acelerar haciendo mending aguas abajo y mover la caña hacia nuestra propia orilla para incrementar el dragado, e incluso hacer stripping tirando de la línea en las aguas más paradas.
Apurando el swing en uno de los puntos calientes del Blandá en Islandia.
Dragado controlado…¿un método resolutivo?
La tensión en la línea permite controlar la velocidad de la mosca, pero también la profundidad de ésta. La táctica de dragado controlado que Gawesworth utiliza con tanto éxito cuando se sabe dónde se apostura el pez, obliga a lanzar más cruzado, con ángulos abiertos.
El lance debe hacerse suficientemente aguas arriba del salmón y un poco más allá de su situación. En cuanto la línea cae al agua, se debe empezar a ceder aún más línea del carrete (feeding) a mayor velocidad que la de la corriente para destensarla y evitar su dragado permitiendo que la mosca profundice mientras se va acercando en deriva muerta hacia el apostadero.
Cuando intuimos que hemos llegado al punto adecuado y teniendo bastante línea floja, sujetamos esta firmemente contra la empuñadura con el fin de que se tense y la mosca cobre vida ascendiendo y haciendo el swing repentina y justamente delante de las narices del salmón. Este sistema despierta los instintos agresivos del pez que ha tenido tiempo de observar cómo una mosca inanimada era arrastrada por la corriente hacia él para acabar “abanicándole” de forma provocativa a corta distancia.
– Mikel Frödin
“Mr. Salar” Mikel Frödin, encuentra muy efectivo usar el ángulo de la caña levantándola y tirando de ella hacia los lados para conducir la mosca al gusto sobre la postura del salmón. Este sistema es útil sobretodo pescando a distancias cortas.
Una de las tácticas favoritas de Frödin es la corrección en S, que funciona mejor con líneas flotantes e intermedias haciendo mends en distintas partes de la línea y en diferentes direcciones.
Redirigiendo la línea en corto para conducir la mosca a voluntad.
Al igual que con el método de Simon, es necesario saber dónde se encuentra el pez para posicionarse correctamente sin espantarle.
Después de hacer un mend o corrección aguas abajo, se realiza un corto y repentino mend aguas arriba, formando así la línea una S. De esta manera la mosca aparecerá rápidamente en el campo de visión del pez moviéndose hacia un lado para al momento girar serpenteando y aparecer dirigiéndose hacia el lado contrario.
Cualquiera de los variados sistemas que existen para hacer cambiar repentinamente de dirección a la mosca, puede provocar la picada de los peces más apáticos como posible respuesta de un predador a una presa que intenta escapar al toparse con su captor.
Opino que demasiado a menudo el pescador mantiene su mosca con la misma monótona velocidad sin tener en cuenta qué es lo que la artificial pretende imitar para incitar al pez a picar. Las moscas más pequeñas puede que intenten simular pequeños invertebrados y como tal, conviene de vez en cuando moverlas de manera errática con repentinos y cortos tirones. Las moscas de tallas más grandes o de ala de pelo largo emularían a pequeños peces o anguilas, siendo recomendable moverlas tal como lo harían estas criaturas, alterando su velocidad, permitiéndolas pararse e incluso hundirse brevemente cambiando su ritmo. Todos estas acciones confieren movimientos verosímiles y transmiten a la mosca mayor sensación de vida al hacer que sus materiales vibren y sus plumas o pelos se esponjen y abran dejando entrever los encantos del montaje, mientras que en una deriva de ritmo constante, los hackles y alas permanecen más pegados al cuerpo entoldándolo y disminuyendo los brillos.
A modo de epílogo.
En el mundo de la pesca del salmón la experiencia lo es todo. No hay duda de que el pescador más experimentado es quien normalmente suele tener más suerte…a veces casi tanta como el novato… No obstante, yo nunca pierdo la oportunidad de aprender de las enseñanzas de otras personas, aunque en mi constante inquietud haya cambiado con demasiada frecuencia de técnicas de pesca persiguiendo siempre los estímulos adecuados, que por raros que parezcan, despierten la respuesta que busco en el pez.
Y tú; ¿estarás dispuesto a mover la mosca de manera diferente la próxima vez que vayas a pescar?
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César García.